jueves, 22 de agosto de 2013

Venezuela: país de viejos solos y tristes

_ ¿La viene a buscar alguien?
_ No, vivo sola. Mi esposo murió hace años y mis hijos viven fuera del país. Nos hemos convertido en un país de viejos solos y tristes... En ese momento se desgajó en llanto y me contó que primero se fue su hijo mayor: "ingeniero, ¿sabes? Se fue porque lo robaron dos veces, se le metieron a la casa... les quitaron todo... dos veces... Allá está bien. Tiene un buen trabajo... la esposa también... y los niños, mis nietos, bueno, estudian... están bien... Yo estoy jubilada... uno se acostumbra... Somos un país de viejos solos y tristes." Se levantó, me sonrió y se fue.
     Esa es parte, la parte final, de un diálogo entre quien suscribe y una colega que ya pasó los 70, a quien vi por primera, y supongo que única, vez aquel día mientras esperaba turno para la consulta con el odontólogo. A ella le habían hecho una operación.
     Yo me quedé en silencio, pensando... si, somos un país de gente cada vez más triste, cada vez más sola. De gente con el cuerpo aquí pero el alma en otro lado...
     Y empecé a repasar mi historia personal. Primero fue mi hermano... hace tanto tiempo... tanto... También se fue buscando oportunidades para crecer profesionalmente... Se quedó en aquellas soledades ¿cómo regresa ahora, 30 años después? Lesi... también se fue lejos, muy lejos, también buscando visa para un sueño. Después Nana, mi Nanita querida, que se fue por amor, se fue detrás del príncipe, no en caballo, se fue en avión, atravesó el océano, hizo su nido de amor... ¿Cómo regresa ahora? Sus hijos son hermosos, hablan ese español musical de quienes tiene otra lengua materna, pero vienen, dicen que son venezolanos y comen coco... Hace poco, Benito y su pandillita. La excusa: la compañía me transfirió. Benito ya no es tan joven, pero es un profesional de muy alto nivel; trabaja en una transnacional. La pandillita ya es pandilla, dos de los chamos ya estudian en la universidad... Y Tavo, Tavito, también trabaja en una transnacional, también se lo llevaron... a él y a su dúo dinámico.
     Ahora la gente se va porque no encuentra trabajo, porque tiene miedo, porque no encuentra leche para sus hijos... Y se van los muchachos formados, los muchachos que deberían reconstruir el país... Se van con ilusiones y miedo... se van porque sueñan con alcanzar la meta y regresar, un día regresar, un día, cuando este país haya encontrado el rumbo... ¡Ja! ¿Cuál rumbo? 
     Pienso... Muchos de los hijos postizos que me regaló la Universidad han hecho maletas. La mayoría se ha ido después de grandes debates internos, con tristezas y ... con la maleta llena de sueños.
     Pienso en Leo, por ejemplo, Leo, el hijo de mi amiga Carmen. Leo, el medallista panamericano de natación, el mejor de la promoción de médicos en 2009; pienso en Leo, el que por ser el mejor de su promoción se ganó el derecho a escoger el lugar para hacer la rural y escogió ... una comunidad indígena en el Alto Orinoco. Leo... Y allá se fue, por tierra porque su equipaje era un montón de cajas de medicinas que hizo comprar a Carmen: alcohol, algodón, ibuprofeno, agua oxigenada, jeringas, curitas, vendas, atamel, guantes quirúrgicos, pastillas para potabilizar el agua, povidine y un montón de cosas más para hacer algo que valiera la pena, para ayudar a aquella gente. Se fue con su novia, por tierra,  después en curiara y después a pie. El primer bebé que trajeron al mundo recibió como nombre Andrea, el nombre de la doctora, la novia del doctor... Leo y Andrea viven hoy en España. Trabajan en uno de los más prestigiosos hospitales de Madrid. Leo termina la especialidad de cardiología. Venezuela perdió dos médicos de esa calidad humana.
     Es Leo, es Andrea, es Diana, es Martha, es Dur, es Liza, es Andrés, es Marisela, es Carmenza, es Rosalbinha, es Erick, es la hija de la vecina, es... la lista es casi interminable.
     Me viene a la mente un comentario que, desde lo más hondo de su tristeza, me hizo un compañero de trabajo: "Simplemente no podía venir a trabajar. Mi hermano se fue el domingo. Se llevó a mis sobrinos. ¿Cómo puedo vivir sin esos chamos?" Mi respuesta estúpida: "Tranquilo, Pancho, los puedes visitar, es la excusa perfecta para hacer maletas. Mientras tanto, hay skipe." Se sonrió condescendiente y me dijo: "El peo es que por skipe no voy a ver cuando el carajito empiece a caminar, ni voy a estar cuando  la chama necesite que alguien la ayude a hacer las tareas, ¿sabes? Cuando necesite que alguien la ayude a encontrar las 'a' en un recorte de periódico, ¿me explico?" Compartí una lágrima con mi amigo porque yo también lloré a mares, cuando Capi se fue y tenía dos años... tampoco pude ayudarlo a hacer la tarea, tampoco canté ♪♫ cumpleaaaaaños Caaapi ♪♫ cumpleaños feliz♪♫, ni lo llevé al parque con mis hijas...
     Mucha gente valiosa, con buena formación académica, con formación en valores no encuentra espacio en este pantano en el que se nos ha convertido el país. Tal vez sería mejor decir en que hemos convertido al país porque no vinieron extraterrestres a arrasar esta tierra, nos la hemos dejado quitar por ... Bueno, ¡alto! No voy a hacer un análisis político de la situación. No, no me voy a dejar vencer por la tentación. 
     "Nos estamos convirtiendo en un país de viejos solos y tristes" es una oración que me golpea en el pecho, que me hace temblar los lacrimales. Es una oración simple, dirían mis estudiantes de lengua I, y yo le contesto: no, es una oración compleja, la más compleja que haya escuchado alguna vez en mi vida porque hay muchas madres que dicen estar mejor sabiendo que sus hijos están bien aunque estén lejos, pero que de noche no duermen.
     Hago votos porque quienes se fueron, o se van, logren sus más caros propósitos de vida y porque puedan construir un espacio propio en los mundos a los que llegan. 
     A pesar de los muchos pesares, se que mucha más gente de la que uno cree está comprometida con la reconstrucción de nuestro país. Hay mucha gente que hace su mejor esfuerzo cada día y que tiene cifradas sus esperanzas aquí. Se que, afortunadamente, tenemos la mejor juventud del mundo. Una señora extranjera me lo hizo ver hace algunos años. Esta es su teoría: claro que la gente de Venezuela es la mejor porque es producto de muchas mezclas étnicas, este es un país que tiene apenas 200 años, tiene recursos, todos los que quieran, y la mayoría de la gente no tiene ni siquiera 40 años. En cambio Europa es un continente enfermo; está llena de alcohólicos ¿qué más después de dos guerras? Perdió una generación completa de hombres, también por culpa de las guerras, los pueblos europeos son viejos y están cansados, agotados hasta genéticamente. Ustedes no."
     Seguramente tiene razón y estas no son horas para la nostalgia. Este es el momento de la razón y de tener la certeza de que Venezuela, más temprano que tarde, será el país donde quepamos todos, a donde podrán regresar todos los que quieran que aquí estaremos como siempre, con los brazos abiertos, una sonrisa y el abrazo cálido para recibirlos.

     
     

4 comentarios:

  1. Mejor será que mi mamá no lea esto. Si a mí se me aguó el guarapo, creo que ella rompería en llanto en menos de tres segundos. Te adoro, Tati!!

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  2. No la hagas llorar, pues. Si estás lejos, por favor, tenla presente, llámala, mándale churupos y cuando pienses en salir de vacaciones vente a pasarlas con ella :)

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  3. Esto es de Carlos Fraga, pero lo suscribo completamente:
    "¡Me quiero ir de este país! Querer irse del país no tiene nada de malo. Si tienes trabajo, oportunidades y la posibilidad de estar en otro país no tiene nada de malo. Pero debemos tener claro que el hecho de cambiar de país no significa que las cosas realmente van a cambiar sobre todo si no hay cambio dentro de ti."

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  4. Prima, que nota,.. que nota la que escribiste, jeje!!. Gracias por mencionarme. Lo mas triste de irse, es no volver, y lo mas triste de no volver es despedirte de los tuyos juntando los recuerdos cuando llega la noticia, igualito cuando armas un rompecabezas de fotos, .."y, mira aqui estabamos en..... esta foto tiene como mil años, y luego, me hubiese gustado verla antes de irse, y lo peor, es tan lejos, tan solo de los tuyos y ..... que haces con todo eso que te golpea el pensamiento?? Donde lo guardas? Como se lo enseñas a los hijos?... Es como el viento soplando granitos de arena que nunca sabras a donde van a parar. Un millon de besos Prima bella. Te quiero asiiiiiiiiii de grande.

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